Las tecnologías de la información (TI) representan hasta el 50% del presupuesto de muchas empresas del mundo desarrollado y suelen ser decisivas en el futuro de la compañía, de modo que conviene tratar de optimizar el uso y eficiencia de los recursos informáticos y de comunicaciones. Una de las respuestas de los proveedores de servicios de TI es la construcción de aplicaciones que facilitan una gestión optimizada de los recursos informáticos en las corporaciones y que pueden agrupar capacidad de computación o almacenamiento en unidades virtuales.
La virtualización –definida como creación de una versión virtual de un sistema operativo, un servidor, un dispositivo de almacenamiento o recursos de la red –es una de sus claves. Permite, por ejemplo, crear particiones del disco duro en formato virtual, pero actuando como si hubiera dos; que un mismo sistema maneje al tiempo varias imágenes de los sistemas operativos; y mejorar el poder de cómputo.
Utilizada inicialmente por los administradores, luego creció en tres áreas esenciales: redes, almacenamiento y servidores, convirtiéndose en una categoría de gran importancia dentro del software corporativo en empresas grandes. Por un lado, facilita una gestión optimizada de recursos; puede agrupar capacidad de computación o almacenamiento en unidades virtuales que se tratan como un todo, sin tener en cuenta el entorno de procedencia de los datos y permite desarrollar aplicaciones corporativas, que pueden trabajar en entornos de menor complejidad.
Sin ser nueva, la virtualización sigue vigente. De hecho, un informe de IDC que explora el grado de interés y adopción de las nuevas tecnologías por parte de las pymes señala como principales actores a la virtualización, las iniciativas en la nube, la replicación remota de datos y la continuidad de negocio. Según esta forma, la progresiva migración hacia la virtualización está generando sinergias positivas para el cloud computing, que al parecer se estaba limitando a servicios en la nube no críticos.
Por otra parte, y como resultado del incremento de la complejidad de la estructura IT, las compañías están cada vez más preocupadas por la seguridad de sus datos. De hecho, el 38,5% están tomando medidas para gestionar la seguridad y la privacidad dentro y fuera de la empresa e IDC concluye que existe aún margen de mejora.
Pero las tecnologías de virtualización también han empezado a crear problemas en las redes de los centros de datos. El crecimiento exponencial en el volumen de información (hasta el 100% anual), la densidad de cómputo y la cantidad de máquinas virtuales por servidor físico requieren una red robusta, flexible y automatizada que soporte la virtualización y el cómputo en la nube, es decir, un ecosistema final diversificado.
La capacidad de almacenamiento y la convergencia de redes requieren arquitecturas de red más planas y de mayor rendimiento, escalables, fiables y capaces de dirigir el tráfico de una manera más eficaz. Por eso muchos proveedores de servicios de telecomunicaciones tratan de evitar las tecnologías propietarias con un lento retorno de inversión y optan por tecnologías abiertas y estandarizadas.
Imagen: Flickr