¿Otra burbuja tecnológica?

Hace unos meses, el multimillonario estadounidense Warren Buffett desaconsejaba invertir en redes sociales como Twitter o Facebook por considerar que la mayoría de estas empresas están sobrevaloradas y, por tanto, es muy difícil evaluarlas. Esta cautela se explica en parte porque estas compañías no cotizan en bolsa y están alcanzando precios desorbitados en el mercado secundario, no regulado.

También algunos responsables de fondos de inversión han puesto el foco en los peligros de una burbuja especulativa en torno a los social media, outlet y grupos de compras online, asombrados por las grandes cantidades de dinero que se invierten en este tipo de negocios.

Cuando hay quedan rescoldos de la burbuja puntocom de hace 10 años, ¿nos arriesgamos a una nueva debacle? ¿Qué está sucediendo realmente y qué ha cambiado? El eje de este nuevo y complejo juego de ajedrez son los llamados ecosistemas económicos, donde predomina la sencillez. Ganarán la partida las empresas que ofrezcan los mejores incentivos a los consumidores y desarrolladores para el uso de sus plataformas. Una vez en marcha la empresa, hay que buscar aliados naturales y alinear los intereses, de forma que los usuarios/mercados se sientan impulsados a utilizar los productos y servicios de la compañía porque reciben algo a cambio.

Podemos hablar de incentivos de ahorro en los casos de grupos de descuento, de seguidores o prestigio en las redes sociales, de acceder a productos/marcas normalmente reservados a los más privilegiados… No todos ellos sobrevivirán ni tendrán el mismo éxito, pero también está claro que el momento económico incita a muchos emprendedores a poner en marcha proyectos con relativamente poca inversión e Internet como escaparate.

Por otro lado, las normas de valoración de las empresas han cambiado y quizá ese es el aspecto que resulta más difícil de asimilar desde el punto de vista financiero. La mirada está puesta en el cliente y en una idea clara: amén de la rentabilidad del proyecto, tener una buena base de visitantes recurrentes también es vital y, si además está bien segmentada, constituye un buen (aunque intangible) activo. Jugarán con ventaja las empresas que entienden como crear negocios robustos y sostenibles donde clientes, mayoristas e inversores salgan ganando. Y todas ellas se apoyarán en la tecnología para lograrlo.