En el mundo de las TIC para la empresa existe cierta creencia de que los fabricantes generan continuamente nuevos términos que prometen resolver los problemas existentes pero, en realidad, pocas veces aportan grandes soluciones. Quizá uno de los más oídos es cloud computing. De hecho, aunque el término pueda ser considerado demodé, su esencia está en nuestros procesos y costumbres de trabajo y va a quedarse.
La unificación de las TIC aporta a las empresas y a los usuarios ciertas ventajas en la forma de trabajar que pronto se considerarán como la única manera lógica de ejecutar la inmensa mayoría de proyectos que precisan infraestructuras informáticas y de comunicaciones.
El primer paso quizá haya sido el traslado de los servidores y equipos asociados desde instalaciones de la empresa a un centro de datos (en inglés, ‘colocation’) y el ahorro derivado de compartir sistemas en el data centre. Además, a veces tenemos que mantener aplicaciones en servidores que consumen muchos recursos, algo que puede hacerse realmente insostenible si los recursos y espacios son muy limitados. Cuando se subcontrata el servicio, el problema se traspasa al proveedor de infraestructura.
Para los operadores y proveedores de servicios, optimizar recursos forma parte del negocio natural. En este caso, la optimización incluye infraestructura eléctrica, de seguridad, almacenamiento, capacidad de proceso, memoria y comunicaciones. Los centros de datos se convierten en fábricas de aplicaciones y, aunque se pueden diseñar a gran escala, en la situación actual deben estar concebidos para crecer con un coste sostenible.
En el propio concepto ‘cloud’ aparecen ‘nubes’ que no son tales en realidad. Los servicios se crean como soluciones a problemas reales, utilizando componentes estandarizados (redes de almacenamiento, sistemas de seguridad IDS/IPS, balanceadores, servidores y equipamiento diverso) que han de funcionar como un todo integrando los componentes, aplicaciones y el personal entrenado para estas tareas.
La comercialización a gran escala de este tipo de servicios necesita optimizar cada componente y, en este sentido, tan importante es la disponibilidad en el acceso a la información (las comunicaciones) como que las aplicaciones y el soporte funcionen adecuadamente.
En esencia, se trata de hacer que la arquitectura de los centros de datos sea lo más plana posible, comenzando por las comunicaciones. Una red compleja y mal administrada es el mayor cuello de botella para obtener rendimiento en el acceso a la información. Igualmente, existe siempre el riesgo de desastre, por lo que la duplicidad es la mejor manera de evitar que nos afecte.