Se estima que entre 2008 y 2015 el volumen de tráfico móvil de datos va a multiplicarse por 25, mientras que en ese mismo período los ingresos sólo se van a duplicarse, ya que el recrudecimiento de la competencia en productos y tarifas está haciendo imposible que la facturación media por abonado (ARPU) pueda seguir el mismo ritmo.
Las comunicaciones móviles tiene ante sí su mayor desafío de los últimos 15 años: controlar los costes. De su desenlace va a depender la configuración de todo el sector durante la próxima década. Para afrontar el crecimiento de la capacidad, sería necesario ampliar las estaciones base, lo que a su vez acabará propagando la necesidad de ampliar la capacidad tanto a los centros de conmutación de servicios móviles (MSCs) como a las conexiones entre ellos, contemplando la posibilidad de derivar el tráfico IP a redes externas lo antes posible.
A medida que aumenta la demanda de capacidad, crece también la cantidad de personal necesaria para gestionarla. En el mundo de las telecomunicaciones, la principal motivación de la externalización suele ser la búsqueda de un ahorro económico, pero la decisión acerca de lo que ha de externalizarse suele venir determinada por motivos técnicos, geográficos o estratégicos.
Ante la necesidad de entender cuáles son las soluciones ideales, los responsables de tecnología de las empresas deberán tomar decisiones audaces sobre los elementos de la cadena de valor que les interesa mantener dentro de la empresa y los que pueden externalizarse.
Se opta por la externalización técnica cuando el operador carece del personal necesario para operar la red, planteándose si prefiere contratar personal adicional o le resulta más rentable y rápido externalizarla. Así el operador puede seguir dedicando sus esfuerzos a innovar, delegando la gestión de sus redes de conectividad en otros. También puede externalizarse por razones geográficas, cuando el operador carece del volumen o la capacidad técnica necesarios dentro de una determinada región. En ambos casos, los factores que condicionan la decisión de externalizar suelen ser similares.
Finalmente, hay razones estratégicas para la externalización cuando el operador desea reafirmar su orientación estratégica o acometer un cambio de rumbo. Existen en Europa casos paradigmáticos de grandes operadores de redes fijas que empezaron en el mercado de ancho de banda y han acabado decantándose por los servicios, por lo que prefieren delegar el control de sus redes en otros operadores. ¿Razones? Entre otras, unos precios por MB más agresivos, rapidez y la libertad de poder ofrecer aquellos servicios que mejor se adapten a sus nuevas estrategias.
Ante periodos de grandes transformaciones como los que estamos viviendo, conviene plantearse qué hemos aprendido de la experiencia en redes fijas y si estamos dispuestos a aprovecharlo.