Se calcula que unos 9,5 millones de españoles realizan ya sus compras sin salir de casa, utilizando el comercio electrónico. Junto a su desarrollo –el sector lleva nueve trimestres consecutivos incrementando sus ventas en España, según los datos de la CMT -, proliferan también los delincuentes que intentan sacar provecho de los nuevos hábitos, especialmente en fechas de Navidad.
Algunas de las tácticas más comunes utilizadas por los delincuentes informáticos son el envío de correos ofreciendo artículos de lujo, marcas exclusivas o los últimos gadgets tecnológicos a precio de ganga (acompañado de enlaces a páginas formularios utilizados para robar información personal y bancaria a los usuarios), las alertas fallos en los procesos de compra por Internet (que ocultan un key logger capaz de rastrear las pulsaciones del teclado para hacerse con datos de pago), el envío de felicitaciones navideñas y supuestas facturas con malware,… Uno de los más sofisticados es la creación de troyanos bancarios cuya función es interceptar las operaciones de pago y desviar el dinero a sus propias cuentas.
Para evitar problemas, se recomienda a los usuarios actualizar el sistema operativo, no abrir archivos adjuntos ni pinchar sobre enlaces no deseados, revisar la veracidad de las tiendas online y utilizar contraseñas seguras.
Pero ¿qué sucede con las tiendas online en estas fechas especiales donde muchas realizan hasta la mitad de su negocio anual? Lo más preocupante, además de proteger su propia imagen, es detener el contenido malicioso y los ataques de denegación de servicio (DDoS) dirigidos a dejar su web fuera de servicio. En este ámbito, la utilización servicios de mitigación de amenazas integrados en la Red permite a las empresas asegurar sus sistemas de correo, detener contenido malicioso y parar eventuales ataques de DDoS dirigidos a bloquear su página web o provocar su pérdida de conectividad a la Red.
A la vista de la ola de ciberataques que estamos presenciando contra las redes de diversas organizaciones, parece claro que las empresas no pueden predecir la magnitud, duración o el tipo de ataque que pueden recibir. Los sistemas de mitigación alojados desvían el tráfico malicioso fuera de las redes corporativas, llevándolo a un dispositivo de mitigación donde se limpia. Y como estos servicios operan dentro de la red, las empresas no necesitan instalar nuevo hardware ni aplicaciones para protegerse de ataques maliciosos y pueden evaluar las amenazas en tiempo real. Todo un lujo, y además seguro.